Crónica | Feira de Manizales – Un Toro Bravo

UN TORO BRAVO

  • 6 de janeiro de 2023, Colômbia
  • Feira de Manizales, 5º festejo
  • Matadores: Luis Bolívar (duas orelhas e duas orelhas), Emílio de Justo (silêncio após aviso e palmas) e Tomás Rufo (orelha e ovação)
  • Ganadaria: Las Ventas del Espíritu Santo

La esencia de la tauromaquia es la bravura del toro. Nada puede construirse si el toro no acomete a los engaños, si no acude al llamado del picador y si no persigue en banderillas. Además, para que ello sea meritorio, el toro no solo debe cumplir con las condiciones mínimas establecidas por el reglamento para saltar al ruedo, sino que además debe transmitir la sensación de que solo los toreros pueden estar delante del animal. Eso ocurrió cuando en la tarde del 6 de enero, por la puerta de toriles salió el toro Gorra Roja de la ganadería de Juan Bernardo Caicedo, que de paso sea dicho, salió al ruedo de la plaza de toros de Manizales como consecuencia del albur propio de las corridas de toros, pues en el cartel solo se anunciaban toros de Las Ventas Del Espíritu Santo, pero el desafortunado hecho de que el quinto toro se lesionara y debiera ser sustituido por un toro que también se lesionó, obligó a Emilio de Justo, que debía actuar en el quinto lugar lo hiciera en el sexto para lidiar un toro que ni siquiera figuraba como reserva en el encierro.

Gorra Roja fue bello por la imponencia de sus pitones y de sus hechuras, sus más de 530 kilos y una expresión de seriedad, que hizo que al salir al ruedo los aficionados aplaudieran su irreprochable presentación. Incluso De Justo, que es un torero curtido con ganaderías duras, se vio desconfiado en los primeros lances con el capote. Situación que se repitió con los subalternos que actuaron en la lidia del animal. Cada embestida del animal era un recordatorio de que en el ruedo había un toro bravo, capaz de hacer daño al menor descuido. Con la muleta, De Justo condujo al toro con sabiduría y temple; tandas profundas, con el torero plantado en la arena y rematando todo con belleza. Fue una faena seria y maciza, que se quedó sin premio por la ineficacia de la espada, pues pese a que ejecutó un preciso volapié, el animal se resistió a doblar y el torero falló repetidamente con el descabello. En su primer turno, Emilio logró hacer embestir a un bello y juvenil toro castaño de Las Ventas, pero descaradamente manso. Como no acertó con la espada, también perdió cualquier trofeo.

Por su parte, Bolívar refrendó su posición como el torero más importante del país. En su primer toro, que fue serio y con más de cinco años de edad, Bolívar estuvo también serio y torero. Los derechazos fueron exhibición de verdad torera y los naturales templados, aunque sin bajar la mano, fueron largos y puros. Mató con acierto y lo premiaron justamente con dos orejas. En su segundo toro repitió el libreto de la seriedad y la profundidad y le sumó la mano baja al ejecutar los naturales. Mató con acierto y cayeron otras dos orejas; una protestada por parte del público.

Rufo toreó con suavidad y gusto al tercer toro de la tarde, que fue bueno. Muletazos de trazo largo, estocada efectiva, que le permitió cortar una oreja. En su segundo, la historia fue distinta, pues el toro no fue bueno. Sin embargo, el torero fue todo voluntad, técnica y capacidad lidiadora. Arrebató pases por ambos y pitones, se cruzó con verdad y expuso en cada cite con la muleta. Falló con la espada, pero el público ovacionó al torero como reconocimiento a su destacada labor.

Al final, Bolívar en hombros, mientras que los españoles salieron caminando de la plaza. No fue un encierro excepcional, pero la seriedad de la mayoría de los toros y la entrega de los toreros, permitieron vivir una buena tarde de toros, recordándonos a todos que no se requiere que todas las tardes se indulte un toro para que los festejos sean buenos.

Fotos: CORMANIZALES

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